Los fortines en la Argentina del siglo XIX


Los fortines en la Argentina del siglo XIX

Durante el siglo XIX, los fortines fueron mucho más que simples puestos militares en la pampa argentina. Estas construcciones, que combinaban elementos defensivos con espacios de vida cotidiana, se convirtieron en verdaderos núcleos de civilización en la frontera. Descubre cómo estaban construidos, qué elementos los componían y cómo era la vida diaria de quienes los habitaban: desde sus sufridos soldados hasta las familias que encontraban refugio entre sus muros.


Función y Significado Histórico

Los fuertes y fortines eran asentamientos militares fortificados que cumplieron un rol protagónico en la estructuración del territorio argentino. Sus funciones básicas eran albergar la guarnición militar, proteger a los habitantes que se establecieran en los alrededores y proteger también el ganado y las caballadas de los ataques de los indios, asegurando un control visual de la llanura. Las guardias que demarcaban las líneas de frontera fueron agrupando a su entorno núcleos poblacionales, de modo que muchos pueblos de la provincia de Buenos Aires tienen su origen en un fuerte.

Estructura y Organización

La línea de fortines estaba comunicada hasta Puán por el telégrafo. Los fortines unían los fuertes y se encontraban a unos 5 kilómetros de distancia entre ellos. Los fuertes eran fundamentales, significaban el asiento de un regimiento. Estos cuarteles tenían 150 metros de lado, un foso y parapeto.

Elementos del Interior

En el interior del fortín se encontraban:

  • Ranchos para vivienda
  • Una prisión
  • Un establo
  • Un depósito de alimentos
  • Un hospital (en los fortines suficientemente grandes)
  • Una huerta
  • Un arsenal
  • Habitaciones o barraca de las tropas
  • Un mangrullo (en alto para otear el horizonte y avance de la indiada)

Los ranchos "de quincha" estaban conformados por una trama de paja, totora o junco cosida sobre un armazón de cañas o ramas.

Vida Cotidiana

En los Fuertes

En los fuertes la vida era más llevadera. Se atendía la vigilancia, se reforzaban las defensas y en caso de ser necesario también se salía a cazar cuando faltaban alimentos. El ejército mismo se encargaba de la construcción de los establecimientos y del sembrado e instalación de las huertas, que se encontraban en las inmediaciones de los fuertes y permitían obtener recursos y alimentos.

En los Fortines

La vida en los fortines era mucho más dura, especialmente en aquellos más alejados donde costaba conseguir algo para comer. Era una vida muy sufrida, solitaria y tediosa. Salvo en los fuertes más importantes, en la mayoría no había familias, ni mujeres, ni niños. Podía haber un mínimo de cuatro caballos por persona y perros en cantidad.

Las condiciones eran precarias:

  • No había suficiente comida
  • Pasaban muchas necesidades
  • Algunos preferían huir ya que muchas veces no se les pagaban a los hombres lo que habían prometido
  • Los soldados alegaban pasar largas penurias por el frío y el hambre

Como testimonio histórico, Pedro Inchauspe en su libro "Voces y Costumbres del Campo Argentino" (1949) describe los fortines como estructuras rodeadas por un cerco o tapial de adobe, piedra o "palo a pique", edificados a veces sobre un terraplén y rodeados por un foso ancho y profundo. La defensa se completaba con uno o más cañones, según la importancia de la guarnición y de la zona que le tocaba vigilar.

 

Conoce algunas criaturas que puedes encontrar en los fortines para el juego Pampa Primigenia: Los fortines y las criaturas de la Pampa Primigenia

 

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Fuentes:

Foto de portada: “Fortín Cabo Alarcón", del libro Encina & Moreno. Fuente: Fondos Documentales Visuales del Museo Roca.